La gente cree que tiene derecho a hablar del cuerpo de la gente. Lo hacen por “halagar” o por “salud”. La realidad es que esos comentarios remarcan la obsesión que culturalmente se tiene con el cuerpo. Empezar a descentralizar la atención de lo superficial es importante para contribuir a una sociedad más sana que ponga la importancia en otras cosas.
Hacer comentarios como “qué bonita te ves, has bajado de peso”, refuerza la idea de que el valor de la persona está en su belleza, y a su vez, que la belleza está en relación a la talla. Lo bello de las personas tiene mucho más que ver con su interior, por lo que reforzar al cuerpo es contradictorio y a la larga propicia que la cultura de la dieta siga existiendo.
Como sociedad somos muy cuidadosos sobre lo que comentamos del “interior” de la gente. No le vas a decir a tu compañero “qué bien te ves cuando te quedas callado”, pero creemos que si está bien decir “se nota que estás yendo al gym, felicidades”. Aunque la intención sea buena, finalmente es necesario desnormalizar el sentirse con el derecho de hablar del físico.
Decirle a alguien que subió de peso, que bajó de peso, que es alto, delgado, que es atractivo, etc., provoca que la gente se sienta más consciente de su físico, que se acompleje, y el único beneficiado de esto es la industria de belleza.
Fuente:
Behar y Rosa. (3 de junio de 2010). La construcción cultural del cuerpo: El paradigma de los trastornos de la conducta alimentaria. Recuperado de: https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?pid=S071792272010000500007&script=sci_arttext
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